Vértices y contrapesos

Fuimos expulsados al mundo decía Heidegger para explicarnos la realidad desde su concepción del ser. Ahora somos encasillados en nuestras cabezas y en nuestras casas. La libertad es inherente al humano y constantemente somos privados de la misma desde diversas formas de opresión, sin embargo siempre encontramos una nueva forma de libertad.

El rincón, el hueco, el vértice escaso, la esquina. Invisibilidades. Tres dimensiones físicas y la cuarta, en la cuarta me siento. Acurrucado y estrecho como corazón en paro. Hay un contenedor estabilizando la ira, la sensatez y el desasosiego, pero la sonrisa no la encuentro. Es un cuadrado imperfecto, una imposibilidad del alma que se arrebata ante la mirada con una justa medida. De lo contrario, no habría esquina sin encuentro.
Degrade compuesto de recuerdos congelados, una brisa en secuela y un vuelco total del volcán que solloza durante el devenir. Ahora es, pero no sabe ser. Se busca, pero solo estalla.
El rincón, el hueco, el vértice escaso, la esquina. Invisibilidades. Tres dimensiones físicas y la cuarta, en la cuarta me siento. Acurrucado y estrecho como corazón en paro. Hay un contenedor estabilizando la ira, la sensatez y el desasosiego, pero la sonrisa no la encuentro. Es un cuadrado imperfecto, una imposibilidad del alma que se arrebata ante la mirada con una justa medida. De lo contrario, no habría esquina sin encuentro.
Todos vivimos/percibimos lo individual solo como eso, pero para comprenderlo vivir en conjunto lo hemos hecho. Abrir las puertas del cuarto es ver desvanecerse el cuarto. La habitación torácica consta de un par de pasos, sonidos cíclicos ininterrumpidos, aceleraciones espontáneas y un solo silencio. No se trata de seguir el ritmo, ya lo hacemos. 
¡Qué se derrumbe la esquina! De frente es simétrica, en picada no la entiendo. Cae como flecha de indio, un veneno mordaz del cuerpo.
Back to Top